Michelangelo
Buonarroti
A pesar de la agitación política, la producción de papel en Fabriano durante el Renacimiento progresó en calidad y difusión. Así lo atestiguan muchos hallazgos de archivos, papeles, marcas de agua y documentos diversos. Otra prueba más sugestiva proviene del epistolario de uno de los más grandes artistas de la época. No hacen falta presentaciones, basta con mencionar su nombre. No se sabe cuándo Miguel Ángel compuso esta carta, pero eso no aportaría mucho a su contenido, que es prosaico pero interesante, y también bastante divertido. Dirigiéndose a un amigo, un tal Nicholo, el artista estaba dándole vueltas a la mejor manera de deshacerse de un pobre aprendiz…
transcripción
de la carta manuscrita
«Niccolò: No pude responderte con decisión ayer por la noche en el Canto de’ Bischeri, tal y como tenía pensado hacer, porque, al estar allí el hombre en cuyo nombre me hablaste y en vista de que quizás tú le habías dado alguna esperanza de obtener lo que deseaba de mí, tuve miedo de poder causarte vergüenza.
Por lo tanto, aunque ardí en deseos de hacerlo varias veces, no dije precisamente lo que habría dicho si tú hubieras estado solo.
Pero ahora te escribo para aclararte la posición, es decir, que por una muy buena razón no puedo aceptar a ningún aprendiz, y mucho menos a un extranjero.
Por eso te dije que no iba a estar preparado para hacer nada hasta dentro de dos o tres meses, de manera que él pudiera decidir, es decir, para que tu amigo no dejara a su hijo aquí, esperando algo de mí.
Pero él no entendió la situación y contestó, diciendo que si yo lo viera lo perseguiría no sólo en la casa, sino en la cama.
Te aseguro que me negaré ese consuelo, que no tengo ningún deseo de robarle.
Por lo tanto, ¿te desharás de él por mí?
Estoy seguro de que sabrás cómo hacerlo, y lo harás de tal manera que no se irá descontento.
Me encomiendo a ti.
Vuestro Michelangelo en Florencia»